Un lugar para hacer volar las emociones,

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lunes, 30 de mayo de 2011

ATARDECERES



Este peculiar sonido
de golondrinas y vencejos,
me transporta
a los cálidos e infantiles atardeceres
desde el balcón de la casa de mis padres.

Allí,
merendando
entre barrotes de negro hierro
pasaba el tiempo de la tarde,
despreocupado,
ensimismado
con el canto de estos pájaros,
que en su desorden y algarabía
me traían una bella melodía.
Y mientras yo,
tan solo vivía.


Ahora,
treinta años después,
vuelvo a sentir aquella dicha
desde la azotea de mi casa
(lugar elevado
de comunicación con Dios),
viendo en el horizonte azul
las siluetas de vencejos y gaviotas.
Y detengo
el tiempo de mi memoria,
en ese jubiloso juego,
alborotador de aves,
anunciando la caída de la tarde
e invitándome

con ella,
a la contemplación
de su dulce, bello
y fugaz espectáculo.

domingo, 15 de mayo de 2011

SOLEDAD Y SILENCIO


¡Qué necesario el silencio!
Acallar nuestra mente,
conectarnos con nuestra alma
y dejar de repetirnos
lo mismo una y otra vez.

¡Qué vital, el silencio!
Para velar voces internas,
que como fantasmas lúgubres
no paran de asediarnos
y molestarnos
sin cesar.

¡Qué calma trae el silencio!
Para dejar en reposo
el parloteo de la mente,
las incesantes y torturadoras ideas
que nos forjamos
para no estar solos

Silencio en soledad,
para aceptar, comprender
y conciliar.
Dejar a un lado,
lo que ya no es,
-como piel mudada-
bajo el silencio
del desierto
de nuestro vida.

Soledad en silencio.
Retiro voluntario de reflexión,
búsqueda de una solución creativa.
Silencio que la acompaña y acompasa.

¡Que de bendiciones trae
esta soledad y este silencio!
Compañeras de viaje,
Maestras del alma.