Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
Amen.
Te fuiste en silencio
sin hacer ruido,
casi de puntillas,
como una suave brisa
que empuja dulcemente
las olas hacia la orilla.
Bajo un halo de calma y sosiego
-deseos cumplidos
de los que bien te querían-.
Entre los brazos
de dos de tus hijos
que te sirvieron como
hilos conductores o
puente entre almas
para traspasar el umbral
que separa una Vida de Otra.
de extrañeza y asombro,
percibiendo como el tiempo
se detenía…
… y nos sobrecogía
un estado de Gracia,
de Paz y Quietud
-sin dolor ni drama-
como tú querías.
Testigos fuimos de aquel último soplo de vida,
que exhalaste para devolverlo
al Principio del Todo,
pues sabías que no te pertenecía.
encuentro en mí
un hueco relleno de ausencia
-sin dolor ni culpa-.
sino fuera,
en el exterior,
alrededor mía,
mezclado con la risa,
y sol del mediodía.
En cada suave mecida
de un mar lleno de vida.
en cada mañana,
en el vuelo de un ave
al levantar el día.
arabhas
..cuánta calma..cuánto amor se refleja en tus palabras hacia tu padre..Un bonito recuerdo y homenaje para él.
ResponderEliminarPrecioso y sereno escrito.Un emocionado abrazo.
De nuevo me haces llorar de emoción ante este homenaje a tu padre, un regalo para él, en el que lo haces presente hoy y para siempre en tu vida. No se puede expresar más amor en palabras.
ResponderEliminarPor tu padre, un gran hombre, lleno de bondad, generosidad, prudencia, siempre dispuesto a ayudar y amante de su familia.
Un honor haberlo conocido.
Un abrazo fuerte