¿Será verdad que, cuando toca el sueño,
con sus dedos de rosa, nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
(Rima LXXV, Bécquer)
En el albor de la noche,
brazos y piernas entrelazados;
acompañándonos estábamos
hasta que el sueño hizo
acto de presencia.
Entonces...
tú me abandonaste
y yo me alejé de ti.
Tú, para soñar tus sueños.
Yo, para soñar los míos.
¡Curioso este soñar que nos separa!
¿A dónde irá cada uno?
Unidos y separados
en el albor de la noche.
Perdidos
entre sueños líquidos,
entre sueños líquidos,
flotantes,
inconscientes;
viajando
viajando
por mundos oníricos diferentes
hasta que el dulce ruiseñor
nos hizo de nuevo encontrar,
...ya clareando la mañana…
arabhas
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